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ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
PARTE 2 - La justicia de Dios es inamovible aun después del endurecimiento de los hijos de Jacob, Sus elegidos (Romanos 9:1-11:36)
5. La esperanza de los hijos de Jacob (Romanos 11:1-36)

d) El secreto de la liberación y la salvación de los hijos de Jacob en los últimos días (Romanos 11:25-32)


ROMANOS 11:25-32
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. 27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. 28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 30 Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 31 así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Pablo consideraba a los receptores de su epístola como hermanos de sangre, y, por medio de esta afirmación, reconocía que Dios es su Padre así como el Padre de ellos. Todo pensamiento, investigación y postulado en cuanto a la predestinación no se explica por decir que Dios es grande e imposible de entender, sino que tiene que explicarse a la luz del Dios que conocemos, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Padre santo que está lleno de amor y misericordia.

Después de esta introducción, Pablo procede a hablar de un secreto que no había entendido hasta que su Padre celestial se lo reveló con claridad. Por lo tanto, Pablo pide que todos los comentaristas, predicadores y teólogos no presenten sus propias filosofías acerca de los hijos de Jacob, sino que escuchen cuidadosamente y respeten la Palabra de Dios. El que predica sus propios pensamientos se arriesga, porque se cree inteligente y prudente, pero pronto se aparta; mientras que el que se ciñe firmemente a la palabra de Dios, en un espíritu de oración, y escucha la palabra del Espíritu Santo, poco a poco crece en el conocimiento de los secretos del amor de Dios, nuestro Padre celestial.

El secreto que Pablo expone con respecto a los últimos días incluye muchas partes:

El endurecimiento de Israel fue como una tienda hecha de tela dura, que protege de los rayos del sol a los que se sientan bajo su sombra, pero esconde el sol de sus ojos y no les permite oír. No ven, ni leen, ni oyen a pesar de su capacidad natural para hacerlo (Isaías 6:9, 10). No todos, pero la mayoría de los hijos de Jacob están endurecidos. Los discípulos y apóstoles de Jesús, así como la iglesia primitiva, se arrepintieron sinceramente bajo el ministerio de Juan el Bautista. Él los preparó para la venida de Cristo y su salvación; vivían dentro de su comunidad y experimentaron la gloria divina de su luz.

Según el libro de Isaías el endurecimiento empezó unos 700 años antes de la venida de Cristo (6:5-13), hecho que Jesús claramente confirmó (Mateo 13:11-15), y que Pablo describió con tristeza (Hechos 28:26-28). Este endurecimiento se convirtió en un acto de terrorismo común cuando los judíos entregaron a su Rey para ser crucificado, rechazando la morada del Espíritu Santo. Los romanos consecuentemente los vendieron como esclavos por todo el mundo.

El endurecimiento de los judíos no continuará para siempre. Continuará hasta que se cumpla el número de los elegidos de otras naciones. Cuando se cumpla la predicación del evangelio a los pecadores de las otras demás naciones, el Señor dará una última oportunidad a los judíos para que se arrepientan y sean regenerados. ¿Pero quienes conforman “todo Israel” que será salvo en los últimos días, al cual Pablo se refiere, tratando un asunto que ha causado tanta conmoción a lo largo de la historia de la iglesia y de los pueblos? (Nota: la investigación presente no tiene nada que ver con la política. Solo es investigación espiritual.)

a) Hoy la cuarta parte de los judíos viven en el estado de Israel y tres cuartas partes de ellos están dispersados en 52 países.
b) ¿“Todo Israel” se refiere a los judíos ortodoxos, o a los judíos liberales a quienes no les interesa la religión?
c) Existen los Drusa, cristianos y musulmanes que viven en el estado de Israel y tienen pasaporte israelí. ¿“Todo Israel” incluye también a estas personas? No, ciertamente no están incluidos.
d) El Señor reveló a Isaías que nadie sería salvo de Israel salvo el remanente santo: “como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa” (Isaías 6:11-13). Aquel remanente del pueblo será una simiente santa, una iglesia viva de Dios en la tierra. Esto presupone la fe en Cristo y su salvación.
e) El Señor reveló a su siervo Juan en el libro del Apocalipsis que sus ángeles iban a sellar a 12.000 de cada una de las doce tribus de Israel. Por lo tanto, la tribu entera no sería salva, pues solo una parte sería sellada. La tribu de Dan no está mencionada en la lista de las doce tribus, porque él se apartó voluntariamente del pacto que hizo Dios con Moisés y su pueblo. Solo 144.000 están sellados y los demás no serán salvos (Apocalipsis 7:4-8).
f) El apóstol Pablo escribe en su epístola a los Romanos (2:28, 29) que no todos los judíos son judíos de verdad, solo aquellos que lo son interiormente, circuncidados de corazón y nacidos de nuevo. No obstante, los que nacieron de una madre judía son considerados judíos según la ley humana, pero no lo son según la verdad espiritual, a no ser que hayan nacido de nuevo por la sangre de Cristo y su Espíritu Santo. Jesús dijo dos veces a Juan en el libro de Apocalipsis (Apocalipsis 2:9; 3:9) que algunos judíos no son judíos en absoluto.
g) En el evangelio y en la revelación de Juan leemos que los judíos “mirarán al que traspasaron”. Esta profecía indica la conversión del remanente que queda, en el último momento en la segunda venida de Cristo.
h) El profeta Zacarías testificó que el Señor derramará sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén el Espíritu de gracia y suplicación; entonces mirarán al que traspasaron (Zacarías 12:10-14). Esta profecía indica el arrepentimiento de los judíos y su quebrantamiento en el último día (Mateo 23:37-39).

Resumen: No debemos precipitarnos al proclamar quién es el verdadero Israel en los ojos de Cristo. La Santa Biblia nos enseña que este término no se aplica a un cuerpo político o a cierta raza, sino a una realidad espiritual. Hoy día encontramos que miles de los hijos de Jacob regenerados en Medio Oriente, Europa y los Estados Unidos son el verdadero pueblo escogido y el cuerpo espiritual de Cristo. No sabemos cuánto se aumentará este número, pero sí que sabemos que sufren persecución sangrienta a manos del anticristo en sus propias casas. No obstante, Cristo mismo recogerá las almas de los mártires y los llevará a su santo trono (Apocalipsis 13:7-10; 14:1-5).

Todo aquel que escudriña la epístola de Pablo a los Romanos (11:16, 27) se dará cuenta de que las profecías en cuanto a la salvación de los hijos de Jacob tienen ciertas características:

a) El Redentor aleja la incredulidad e incertidumbre de los hijos de Jacob.
b) Todos reciben el perdón de pecados según el nuevo pacto, tal como se revela en el libro de Jeremías (31:31-34). Esta es una indicación del nuevo pacto que Jesús estableció con sus discípulos (Mateo 26:26-28), y esta profecía fue cumplida.

Pablo dice que la nación religiosa judía llegó a ser enemiga del evangelio debido a este nuevo pacto. Esta complicación, no obstante, aportó grande ganancia a los pueblos despreciados, porque reconocieron la salvación ofrecida por Cristo y se aferraron a la gracia de Dios por medio de la fe.

Al mismo tiempo, el apóstol a los gentiles confirmó a los judíos –quienes eran enemigos de la iglesia de Roma– que todavía eran amados por Dios por causa de la fe de sus padres y su elección en su fidelidad. Así, el que es elegido por Dios continúa siendo elegido todavía, aun si ha pecado o rechazado su elección. Todos los dones espirituales y privilegios de la fe que Dios ha otorgado a los que creen se deben a su fidelidad irrevocable (Romanos 11:29). Por lo tanto, nunca debemos dudar de nuestra elección y santificación, sino confiar en la palabra de Dios como un niño confía en la palabra de su padre.

En Romanos 11:30-31, Pablo reitera el objeto y propósito de la segunda parte de su epístola con respecto a la redención de los hijos de Jacob. Se propone inducir en los enemigos de la iglesia en Roma estos principios:

a) Vosotros, los creyentes nuevos, eráis incrédulos anteriormente, desobedientes a Dios, y pecadores.
b) Ahora habéis recibido la gracia y la misericordia de Dios por medio de Jesucristo y vuestra fe en él.
c) Fue posible obtener esta salvación debido a la desobediencia de los judíos, y su rechazo al Hijo de Dios.
d) Por lo tanto, los judíos llegaron a ser desobedientes y pecaminosos debido a la misericordia que os fue dada a vosotros, la cual aceptasteis con fe salvífica.
e) Fue para que ellos también pudiesen recibir esta misericordia insondable.

Por consiguiente, el que desea entender la segunda parte de la epístola de Pablo a los Romanos tiene que penetrar profundamente en estos principios, y convertirlos en oraciones y súplicas por este pueblo perdido para que sean salvos.

Pablo observó ingeniosamente estos principios y los colocó como fundamento de su adoración a Dios. Él magnificaba al Santo porque permitió que los judíos cayesen en desobediencia y rebeldía para que pudiese tener misericordia de ellos de nuevo, si aceptasen la redención preparada por ellos por fe (Romanos 11:32).

Pablo no predica la reconciliación absoluta de todo hombre, diciendo que Dios salvaría a todos los pecadores en los últimos días debido a su amor, y que vaciaría el infierno de los blasfemos que quieren o no quieren ser salvos. Esta es la creencia de los que quieren que Dios salve a Satanás, y, por lo tanto, adoran a Satanás para que puedan entrar al paraíso con él. Esto no es más que engaño y arrogancia, pues Dios es amor y verdad, y su justicia es absoluta.

Pablo esperaba que todos los judíos se arrepintiesen y fuesen salvos por fe en el Salvador, mientras Jesús fue más realista en cuanto a esta cuestión. En el día del juicio dirá a los que no amen a los pobres, de acuerdo con su revelación: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25:41). El Apocalipsis de Juan también confirma esta verdad temible (Apocalipsis 1:9-14; 20:10, 15; 21:8).

ORACIÓN: Nuestro Padre que estás en los cielos, nos regocijamos y nos alegramos sabiendo que tus promesas son verdaderas y que siempre se cumplen. Te damos gracias por el remanente santo de los hijos de Jacob de todas las tribus, quienes se han arrepentido sinceramente, han aceptado la redención de Cristo, y recibido el don de la paz. Ayúdanos a nosotros y a nuestro pueblo a andar en el poder de tu Santo Espíritu, a obedecer tus mandamientos en su poder, y a esperar con ilusión la venida de nuestro amado Redentor.

PREGUNTAS:

  1. ¿Por qué no fallan nunca las promesas de Dios, sino que permanecen para siempre?
  2. ¿Quiénes son todos los que constituyen el Israel espiritual?

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