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ROMANOS - El Señor es nuestra Justicia
Estudios en la Epístola de Pablo a los Romanos
PARTE 2 - La justicia de Dios es inamovible aun después del endurecimiento de los hijos de Jacob, Sus elegidos (Romanos 9:1-11:36)
3. Dios sigue siendo justo aunque la mayoría de Israel le haya rechazado (Romanos 9:6-29)

c) La parábola del alfarero y su vaso es para judíos y cristianos (Romanos 9:19-29)


ROMANOS 9:19-29
19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente. 27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. 29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

La voluntad del hombre, su orgullo y su sentido de la justicia se rebelan contra la elección de Dios, su voluntad y sus hechos. El hombre desobediente es como la hormiga que dice al elefante: “¿Por qué me pisas?” (Isaías 45:9).

El hombre no tiene ningún derecho a cuestionar a Dios, o a estar airado con él, porque el horizonte del hombre y su capacidad humana heredada son muy limitados e inadecuados para entender la sabiduría ilimitada de Dios, o su santidad y amor.

El que pone toda su confianza en Dios en un tiempo en que los corazones de las personas y las naciones se han endurecido, tiene que ejercitar una obediencia ciega al Señor del universo y doblegarse ante él con gratitud. Solo de esta manera podemos aceptar el hecho de que a un hombre como Hitler le fuese permitido matar a seis millones de judíos en sus hornos, sin que nadie le frenase o cuestionase. De la misma manera, podemos entender por qué a Stalin le fue permitido matar a veinte millones de campesinos durante la implementación de sus planes nacionales, sin que nadie se diese cuenta de ello.

Pablo nos da una ilustración para explicar los juicios de Dios: el alfarero puede hacer del mismo barro un vaso hermoso para usos honrosos y otro humilde para tirar a la basura (Jeremías 18:4-6).

El apóstol hizo extensiva esta parábola para hablar de los vasos de la ira de Dios, que Dios soportó con paciencia durante mucho tiempo, hasta que finalmente los destruyó. Pablo también dijo que Dios había planeado los vasos de su misericordia desde siempre, y que los había preparado para la gloria venidera. Así pues, los vasos de su misericordia proceden de la grandeza de la gloria de su Creador, y volverán a ella.

Pablo no desarrolla una filosofía vacía de misericordia, sacada de su propio conocimiento adquirido a lo largo de su vida, sino que explica que la separación entre los que están echados fuera bajo la ira de Dios y los que son glorificados por su misericordia, no solo se aplica a los gentiles, sino también a los judíos escogidos. Para clarificar este punto, él hace referencia a la revelación de Dios a Oseas (2:23), que dice que Dios haría pueblo suyo a los que no lo eran. El apóstol Pedro también lo confirma en su primera epístola a los creyentes gentiles: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de la tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Pedro 2:9, 10).

Según Pablo, este es el propósito de Dios: elegir a los que no fueron escogidos, y llamar a los que no fueron llamados, para que llegasen a ser hijos de Dios (Romanos 9:26: 1 Juan 3:1-3). Al mismo tiempo, el apóstol explica que el profeta Isaías reconoció que Dios conduciría a los desobedientes del pueblo elegido a gran sufrimiento, y, si persistían en ser obstinados, permitiría incluso que fuesen destruidos; y esto, a pesar de haber dicho que llegarían a ser tan numerosos como la arena del mar.

El Dios vivo cuida de su pueblo obstinado. No todos perecerán. Un pequeño remanente será purificado, y en ellos las promesas de Dios se cumplirán (Is. 11:1-6); mientras, la mayoría de los que han sido llamados llegarán a ser como Sodoma y Gomorra, los cuales fueron aniquilados (Isaías 1:9).

Pablo, en su amor, quería enseñar a los judíos de Roma que Dios tiene el derecho de salvar a los gentiles que no fueron elegidos, y de santificarles por completo, mientras endurece a los judíos, que fueron el pueblo escogido, hasta que sean destruidos. Pablo no llegó a esta conclusión por medio de la lógica teorética, sino que fue revelado al corazón del apóstol cómo sería el final de los judíos que se jactaban de su propia justicia. Quiso llevarlos al arrepentimiento para que confesasen que Jesús es el Mesías prometido que les ofrece salvación. Sin embargo, la mayoría de los judíos hasta el día de hoy todavía rechazan a Jesús.

ORACIÓN: Oh Padre celestial, perdona nuestra ignorancia si no hemos reconocido cuánta paciencia has tenido con nosotros. Nos has amado por mucho tiempo, y no nos has castigado, ni destruido. Santifícanos por completo para que podamos corresponder a tu amor con acciones de gracias y gratitud, y obedecer con gozo la guía de tu Espíritu Santo.

PREGUNTAS:

  1. ¿Quiénes son los vasos de la ira de Dios y cuál es el motivo de su desobediencia?
  2. ¿Cuál es el propósito de los vasos de la misericordia de Dios, y cuál es su punto de partida?

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