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2. La verdad de Cristo garantiza nuestra comunión con Dios a pesar de toda adversidad (Romanos 8:31-39)
ROMANOS 8:38-39
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Pablo estaba seguro de que nada de este mundo, ni ningún espíritu del otro mundo, podría separarle del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Con este broche de oro Pablo concluye la parte doctrinal de su epístola a los romanos. Lo que escribió no fue una teoría procedente de un análisis intelectual, sino la expresión de una profunda fe nacida de gran sufrimiento y lucha, confirmado por el testimonio del Espíritu Santo en su corazón. Pablo no dice: “Si a Dios le place, estará conmigo”, sino que proclama que su experiencia del amor de Dios en Cristo le ha convencido de que este amor nunca fallará. La fidelidad de Dios es incuestionable.
Pablo no habló del amor humano, ni del amor misericordioso de Dios en general, sino que vio al Padre a través del Hijo. No conoció ningún otro camino a Dios salvo por medio de Cristo. Desde la encarnación del Hijo de Dios sabemos quién es el Altísimo, nuestro Padre. Su amor paternal no es mera compasión humana, pues el Santo sacrificó a su Hijo por los inmundos para que no tengamos ninguna duda en cuanto a su misericordia, sino que tengamos por cierto que nos hace partícipes de su pacto y de la adopción como hijos suyos, a causa de la sangre derramada de su Hijo. Debido a la cruz, Pablo estaba convencido de que el amor de Dios nunca fallaría.
No obstante, Satanás existe, y el que niega su existencia ignora la condición del universo. Pablo vio varios poderes espirituales dispuestos a destruir este mundo y al otro. No solo enfrentó el espíritu de la muerte en varias ocasiones, también combatió con los ángeles de la oscuridad, y luchó en oración contra la locura del infierno hasta poder decir, “Si el cielo y el infierno juntos me atacasen, el amor de Dios en Cristo no me dejaría. Los poderes que luchan en mi contra no pueden vencerme, porque la sangre eterna de Cristo me ha santificado”.
Pablo tuvo el don de la profecía. Vio cómo el destructor, engañador y asesino atacaba la iglesia, pero no podía prevalecer contra ella, porque está en Cristo, y el diablo no puede arrebatarla de su mano. Ni siquiera puede la santa ley, por las acusaciones de Satanás, hacer tambalear la fe de los apóstoles, porque murieron en la cruz con Cristo, y él vive en ellos y los guarda. El creyente será guardado en el Día del Juicio, porque Cristo es el fiel Vencedor para siempre.
Por lo tanto, te decimos, querido hermano, “Encomienda tu espíritu, cuerpo y alma totalmente al amor de Dios, y echa mano de la Trinidad para que tu nombre sea escrito en el libro de la vida y puedas permanecer como hijo adoptado por Dios para siempre”.
Ahora, observemos que Pablo no escribió el himno de alabanza acerca del fiel amor de Dios en primera persona singular –no solo puso “Yo”–, sino que terminó sus palabras en primera persona plural, “nosotros”, incluyendo a todos los creyentes en Roma y en la iglesia de la cuenca del Mar Mediterráneo, en esta total seguridad que tenemos en Cristo. Esta convicción de Pablo puede ser igualmente la nuestra, si aceptamos lo que él exponía en el capítulo anterior. Por lo tanto, no fijemos los ojos en lo que parece poderoso y grande en este mundo, sino que mantengamos firme, sin fluctuar, nuestra confianza en el amor de Dios en Cristo Jesús.
Las últimas palabras “nuestro Señor” aparecen al final de este himno. Nos recuerdan que el que triunfó en el Gólgota es Señor de señores, en cuya autoridad tenemos la garantía de nuestra seguridad eterna. Él extiende su mano protectora sobre nosotros y no nos deja, porque nos ama.
ORACIÓN: Oh Jesús, mis palabras no alcanzan a expresar mi gratitud. Me salvaste y fui tuyo. Lléname de tu amor para que mi vida sea un mensaje de alabanza a tu poder, y para que pueda alabarte en plena certidumbre de fe, creyendo que nada puede separarme de ti, porque tú eres fiel. Al estar sentado a la diestra del Padre, él en ti y tú en él, establéceme de tal forma en su justicia que nada pueda separarme del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
PREGUNTA:
- ¿Por qué empezó Pablo su última frase con “yo” y lo terminó con “nosotros”?
TEST - 2
Querido lector,
Habiendo leído nuestro comentario sobre la carta del Pablo a los Romanos en este librito, ahora estás preparado para contestar las próximas preguntas. Si contestas el 90% de las preguntas a continuación, te enviaremos la siguiente parte de esta serie para tu edificación. Rogamos no olvides poner tu nombre completo y dirección con letra clara en la hoja de las respuestas.
- 27. ¿Cuáles son las ideas principales de nuestra justificación por fe?
- ¿Qué significa la frase, “para mostrar la justicia de Dios”?
- ¿Por qué estamos justificados solo por fe, y no por nuestras buenas obras?
- ¿Cómo fueron justificados Abraham y David?
- ¿Por qué es justificado el hombre no por circuncisión, sino solo por fe?
- ¿Por qué recibimos la bendición de Dios por medio de la fe en las promesas de Dios, no por medio de cumplir la ley?
- ¿Qué aprendemos de la lucha de fe de Abraham?
- ¿Cómo conseguimos paz con Dios en nuestra vida?
- ¿Cómo se manifestó el amor de Dios?
- ¿Qué quiere mostrarnos Pablo al comparar a Adán con Jesús?
- ¿Qué significa el bautismo?
- ¿Cómo fuimos crucificados con Cristo y resucitados con su vida?
- ¿Cómo presentamos a Dios nuestros cuerpos, sus miembros y a nosotros mismos como instrumentos de justicia?
- ¿Cuál es la diferencia entre la esclavitud al pecado y a la muerte, y el amor de Cristo?
- ¿Por qué están todos los creyentes librados de los requisitos del viejo pacto?
- ¿Cómo puede la Ley, que es buena, ser origen de lo malo y de la muerte?
- ¿Qué confesó Pablo acerca de sí mismo, y qué significa esta confesión para nosotros?
- ¿Qué significa la primera frase del capítulo 8?
- ¿Cuáles son las dos leyes que el apóstol comparó entre sí, y que significa cada una?
- ¿Cuáles son los intereses del hombre espiritual? ¿Cuál es la herencia de los que son carnales?
- ¿Qué da el Espíritu Santo a los que creen en Cristo?
- ¿Cuál es el nuevo nombre de Dios que el Espíritu Santo nos enseña?
- ¿Quiénes son los que sufren por la venida de Cristo? ¿Por qué?
- ¿Por qué ayudan a bien todas las cosas a los que aman a Dios?
- ¿Cómo superan y vencen sus tribulaciones los cristianos?
- ¿Por qué empezó Pablo su última frase con “yo” (primera persona singular) y la terminó con “nosotros” (primera persona plural)?
Si terminas el estudio de todos los libritos de esta serie de Romanos y nos envías tus respuestas a las preguntas al final de cada libro, te enviaremos un
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en entendimiento de la carta de Pablo a los Romanos
para animarte en tu servicio futuro para Cristo.
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