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JUÁN - La Luz Resplandece En Las Tinieblas
Estudio en el Evangelio de Cristo según Juán
PARTE 4 - La Luz Prevalece Contra Las Tinieblas
B - La Resurrección Y Las Apariciones De Cristo (Juán 20:1 - 21:25)
5. Jesús aparece junto al lago (Juán 21:1-25)

a) La pesca milagrosa (Juán 21:1-14)


JUÁN 21:1-3
1 Después de esto Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos, junto al lago de Tiberíades. Sucedió de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos. 3 —Me voy a pescar —dijo Simón Pedro. —Nos vamos contigo —contestaron ellos. Salieron, pues, de allí y se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada.

Después de su resurrección, Jesús ordenó a sus discípulos que fueran a Galilea, su región natal, junto al lago de Tiberíades. Él, como Buen Pastor, les precedería y se reuniría allí, pero su amor por ellos hizo que se les apareciera antes, mientras estaban en Jerusalén para calmar sus temores. Fue entonces cuando, en la noche del domingo después de la Pascua, los saludó con la paz divina y los envió a evangelizar el mundo (Marcos 16:7; Mateo 28:10).

Entonces, ¿respondieron los discípulos a su mandato, tras su encargo de pescar hombres? ¿Cambió el milagro de la resurrección su forma de pensar, de modo que se apresuraron a evangelizar el mundo con el mensaje de la vida eterna, que brotaba en él? Lamentablemente, no. Volvieron a sus antiguas tareas y se dividieron en grupos, algunos solos, otros en asociación de pescadores.

Una noche, Pedro salió a pescar, diciendo a sus amigos: "Me voy a pescar". Les dejó que decidieran si le seguían o no. Se unieron a él en la orilla, se embarcaron en una barca y remaron hasta el centro del lago. Echaron la red muchas veces, agotados durante toda la noche, pero no pescaron nada. Se olvidaron de que Jesús les dijo: "Separados de mí no pueden ustedes hacer nada."

JUÁN 21:4-6
4 Al despuntar el alba Jesús se hizo presente en la orilla, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él. 5 —Muchachos, ¿no tienen algo de comer? —les preguntó Jesús. —No —respondieron ellos. 6 —Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo. Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red.

Jesús no abandonó a sus discípulos, a pesar de que estos vagaban en sus propios caminos. Se quedó en la orilla esperando su regreso. Podría haber echado peces en sus redes, pero quería enseñarles que no podían actuar por impulso después de su gran victoria, ni volver a sus tareas ordinarias. Habían acordado un pacto con él, era su socio, pero lo habían olvidado en las preocupaciones y problemas del día a día y se comportaban como si estuviera ausente y distante.

No se dirigía a sus seguidores como apóstoles, sino como niños o jóvenes. Habían olvidado gran parte de lo que les había dicho y no aplicaban sus mandatos. A pesar de este lamentable comportamiento, Jesús se abstuvo humildemente de reprenderlos, pero les pidió algo de comida. Tuvieron que confesar que no habían pescado nada y que Dios no había estado con ellos. En resumen, admitieron su error.

Al amanecer, Jesús se acercó a ellos, fue como si una nueva esperanza amaneciera en ellos. No les dijo: "No importa si han fracasado", o "Vuelvan a intentarlo, puede que tengan éxito". Con una orden real, dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y pescarán algo." Aunque no estaban lejos en el lago, sino cerca de la orilla, donde los peces grandes son raros de encontrar, sin embargo, hicieron caso a esta sugerencia y echaron la red a la derecha.

Jesús vio a los peces en el agua, como hoy sabe dónde se encuentran los que le anhelan. Él les enviará a los mismos. No dice: "Atrapa a todos en tu red", sino simplemente: "Echa tu red del Evangelio en el lugar donde yo quiero y verás la obra de mis palabras".

Los discípulos obedecieron esta extraña orden y, sin embargo, no reconocieron del todo a Jesús, que parecía una persona corriente. Tal vez sólo estaba usando un saludo común, pero tenía un tono de confianza. Así que se armaron de valor y echaron las redes, aunque agotados, y he aquí que las redes se llenaron. Hay guías espirituales enviados por el Señor que pescan donde él les manda y sus redes están llenas de peces, tanto que son incapaces de llevar el botín ellos solos. Necesitan compañeros sinceros que les ayuden con amor.

ORACIÓN: Señor Jesucristo, perdona nuestra preocupación por nuestros medios de vida, más que nuestro deseo de ganar a otros para ti. Te agradecemos que vengas a nosotros, incluso cuando nos hemos desviado. Nos llevas a confesar nuestro fracaso. Enséñanos a obedecer tu palabra y llévanos a los que te buscan y condúcelos a tu red del Evangelio, para que sean tuyos para siempre.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué la abundante pesca fue motivo de vergüenza para los discípulos?

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