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JUÁN - La Luz Resplandece En Las Tinieblas
Estudio en el Evangelio de Cristo según Juan
PARTE 2 - La Luz Resplandece En Las Tinieblas (Juán 5:1 - 11:54)
A - Segundo Viaje A Jerusalén (Juán 5:1-47) -- Surgimiento De La Hostilidad Entre Jesús Y Los Judíos

1. La curación del paralítico en Betesda (Juán 5:1-16)


JUÁN 5:10-13
10 Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: —Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla. 11 —El que me sanó me dijo: “Recoge tu camilla y anda” —les respondió. 12 —¿Quién es ese hombre que te dijo: “Recógela y anda”? —le interpelaron. 13 El que había sido sanado no tenía idea de quién era, porque Jesús se había escabullido entre la mucha gente que había en el lugar.

Los presentes en los pórticos de Betesda estaban encantados, excepto los fanáticos legalistas. Estos fanáticos estaban locamente envidiosos, sobre todo porque la curación tuvo lugar en el Sabbath. Jesús no sólo había curado al inválido, sino que le había ordenado llevar su camilla por las calles de la ciudad. Esto les parecía un pecado contra Dios y la ordenanza del Sabbath, cuando todo trabajo debía cesar en el día de descanso. Cualquier transgresor de esta ley podía ser condenado a muerte (Números 15:32-36). Los judíos consideraban que el Mesías no vendría, a menos que toda la nación observara meticulosamente el Sabbath.

Estos judíos no habrían apedreado al hombre que llevaba su camilla en el acto, pues había que hacer una advertencia antes de dictar sentencia. La protesta era una amenaza. El hombre curado se defendió mencionando la orden de Jesús. Llevar la camilla era una condición para la curación completa.

Los legalistas estaban furiosos y no sintieron ningún placer en el acto de curación. Tampoco discernieron la autoridad del amor que Jesús mostró en la curación. Comenzaron a discutir con envidia y odio la persona del sanador. Se había atrevido a ordenar al inválido que llevara su camilla en el Sabbath. Así que Jesús, en su opinión, era un transgresor digno de muerte.

El hombre curado no conocía al sanador, ya que Jesús era un desconocido. Era su primera visita a Betesda. Después de la curación pareció desvanecerse. Jesús no quería que la fe en sí mismo se basara en los milagros sino en su persona amorosa.

JUÁN 5:14-16
14 Después de esto Jesús lo encontró en el templo y le dijo: —Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor. 15 El hombre se fue e informó a los judíos que Jesús era quien lo había sanado. 16 Precisamente por esto los judíos perseguían a Jesús, pues hacía tales cosas en sábado.

Jesús buscó al curado para completar la cura liberándolo de sus pecados. Encontró al hombre en el templo alabando a Dios. Estaba temeroso y alegre al mismo tiempo cuando vio a Jesús. Sabemos lo que Jesús le dijo:

Estás curado. Date cuenta de la magnitud de la maravilla que te ha llegado. Llevabas 38 años enfermo. Esto ha sido un hecho divino, no un acto humano. El propio Dios encarnado ha abierto los ojos de tu corazón.

Conoces tus pecados. La vida sin Dios ha causado esta calamidad. Con mi curación, todos tus pecados quedan perdonados. Para que la curación cubra su interior, Jesús le pidió que obedeciera y no pecara. Recibir el perdón requiere la decisión de no volver al mismo pecado. Quien acepta la poderosa palabra de Cristo y se arrepiente con dolor, recibe el poder divino y puede vencer el mal con la ayuda de Dios. Cristo no nos pide lo imposible, sino que nos da el Espíritu para que el poder pueda vencer nuestras tentaciones corporales y nuestros odios mezquinos. El Espíritu de la verdad nos capacita para evitar y resistir el mal.

A veces los males y las heridas son castigos de la preocupación amorosa de Dios para hacernos volver a Él. Otras veces la riqueza y el lujo pueden convertirse en un castigo divino por nuestra dureza hacia Dios. El hombre se vuelve demoníaco y termina en una pérdida eterna. No coquetees con el pecado sino admite tu esclavitud a una falla particular y pide a Cristo que te libere. No adoptes una postura neutral entre Jesús y tu pecado. Rompe con tu inclinación pecaminosa. Promete a tu Salvador en un pacto. Él te salvará hasta el final. ¡Qué sorpresa! Después de recibir el consejo de Jesús, el hombre curado corrió hacia los judíos y les dijo que el Nazareno lo había curado y lo había “desviado” de la ley del Sabbath. Los legalistas quizá esperaban que espiara a Jesús para hacer más probable un arresto.

El odio mostrado por los sacerdotes cuando Jesús limpió el templo no fue tan feroz como la hostilidad de los fariseos contra Jesús, después de esta curación. Cristo había desinflado su "justicia" y mostrado que la justicia no se basa en el cumplimiento de la ley por motivos egoístas. Dios requiere misericordia y amor. La santidad sin amor es falsa. Dios busca la misericordia en nosotros, no el ritual. Afortunadamente Dios nos ha liberado de miles de reglas legalistas, dándonos el amor como único mandamiento.

PREGUNTA:

  1. ¿Por qué los judíos persiguieron a Jesús?

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